Recuerdos del Ayer

RECUERDOS DEL AYER

 

Autora: Cecilia Victoria PERRIERE PINTO

Fecha:   Julio de 2022.-

 

Despertar en Invierno:

Ahora tengo tiempo para pensar y recordar. Me remonto a mi niñez, de 6 años.Invierno en Magallanes

Era invierno, apenas alumbraba el sol, el cielo era gris, se aproxima una nevada, era Julio de 1944.

Es normal, el clima en Punta Arenas. Asomo mi nariz, bajo las sábanas, oigo el carro tirado por caballos, que trae el pan calientito. Al rato pasa otro carro, con la leche fresca.

Mamá salía con una botella u olla a recibir la leche. Esta se ponía a hervir, después de un momento al enfriarse se cubría de nata, la cual era una delicia para el pan.

 

 

Ese desayuno, además, se acompañaba de dulce o mermelada de ruibarbo o calafate que son de la zona. En una estufa grande de fierro, a leña y carbón, es donde se calentaba el desayuno. Era una hazaña porque la leña se compraba por “rajones”, se cortaba en partes con una sierra y después en trozos más pequeños con un hacha; por último, hasta convertirse en astillas. Con ellos se hacía fuego por la mañana y si llovía había que secarla.

La cocina (en Punta Arenas le decimos “estufa”), tenía un cajón debajo donde se guardaba la leña y se mantenía seca.

Son olores que aún recuerdo con nitidez, además del calorcito al lado de la estufa y el pan calientito. El café se molía en el momento previo tostado, era un aroma exquisito.

Termino mi desayuno, miro por la ventana, la nieve cae en copos. Me abrigo para salir a jugar, da pena pisar la nieve, es como un manto que cubre todo. Hacemos monos de nieve, todos queremos hacerlo mejor que el otro. Era una fiesta nos uníamos toda la cuadra y mientras los adultos barrían la calle y limpiaban los techos del peso de la nieve. Hacíamos trineos con cajones de manzana, se les ponía un piquete abajo y una huincha de lata para resbalar, cortábamos el palo de escoba en dos, en la punta se le ponía un clavo, eran palillos para deslizarnos, nos sentábamos o íbamos en cuclillas sobre los trineos. A las 16:30 hrs. ya estaba oscuro.  

También íbamos a la laguna (de patinar) que era inmensa, quedaba en el regimiento (Pudeto), para entrar y saber si estaba en condiciones pasaba un gran vehículo militar sobre el hielo, si no se rompía el hielo la laguna estaba apta, era muy profunda; allí se llevaban los trineos y patines. A esta actividad se iba en familia.

Al colegio:

A los 7 años entré al colegio, no había Kínder. Se entraba a 1° Preparatoria.

Teníamos clases desde 09 a las 12 horas, y en la tarde de 2 a 5 pm. Los miércoles y sábado sólo medio día.

Todo se escribía en el pizarrón, lo cual copiábamos en el cuaderno borrador.

En casa a pasar todo el limpio, con tinta y pluma. No podíamos tener ninguna mancha, ni sacar la hoja, las teníamos numeradas. Eran cuadernos de 200 hojas, y se dividía en 4 por materias.

Claro el cuaderno de geometría era dividido al medio, en blanco y líneas, el de caligrafía era la mitad de arriba en blanco, era para hacer los dibujos.

Las tareas para la casa, era hacer una plana de caligrafía y otra de copia, teníamos canto, labores, gimnasia, y geometría.

Para borrar la pizarra se usaba una almohadilla; forros de papel de envolver  para los cuadernos, se pegaban los bordes con engrudo.

Lo lindo era el desayuno, media marraqueta calientita con miel y un jarro de leche. También daban el almuerzo; al entrar al comedor nos esperaban con una cucharada de aceite de bacalao.

Teníamos dos recreos, jugábamos a la ronda, pescador, mancha y otros.

El bolsón era de cuero y se llevaba terciado, los varones de mochila. Hacíamos herbarios, juntar hojas que se colocan en un libro para formar un archivo. Para dibujar los mapas eran en papel mantequilla, el largo era del tamaño grande, era una odisea para fines de año se hacía una exposición, trabajos manuales con cajas de fósforos, se hacían sillones, juego de living, se forraba en género.

Con la profesora se empezaba en 1° y seguía a 6°; no cambiábamos.

 

Fiestas Patrias:

Ahora recuerdo...  el 18 de septiembre, se le obligaba a la ciudadanía a pintar las casas, poner bandera nueva, cada cual se lucia en poner la bandera más alta y grande. Todos lucían prendas nuevas.

En la plaza (De Armas) vendían “cachitos”, remolinos, pelotas de aserrín con elástico. Se arreglaban las vitrinas del comercio, se daba premio a las mejores.

El desfile era bello, ¡una disciplina! y se sacaba toda la artillería, duraba dos horas.

Venía el almuerzo en familia, la empanada era la reina del menú, el mote con huesillos. El 19 sept. El asado al palo en casa o al campo, con cazuela de cordero, después, elevábamos volantines.

La Kermés era en los colegios, pero en San José se llenaba; eran buenos premios, salía la gente con tarros de duraznos, botellas de licor. Había ruleta y el conejo, etc.

También estaban las “ramadas”, se colocaban a lo largo de Av. España, se dividía por tijerales con techo de lona o sin nada, piso de tierra; se comía de todo, no se pagaba entrada, era recorrer y disfrutar, en todas se bailaba, con la cueca la polvareda era grande, había que remecer el suelo, se iba en familia.

 

Día de Todos los Santos:

Ahora el 1° de noviembre, cada familia visitaba sus tumbas, se llegaba muy temprano, todos querían ser los primeros; las flores frescas muy caras, la mayoría en casa hacían de papel crepé, quedaban lindas, una vez de ver sus deudos se recorría el cementerio de punta a punta. Era un paseo de todo el día, además, la puerta principal del cementerio se abría ese día, también al Mausoleo de Sara Braun se podía entrar.

El 8 de Diciembre, se hacían las comuniones, nos preparábamos dos meses en catecismo. El día 8 a las 9 de la mañana era la eucaristía; las niñas con sus vestidos largos, unas representaban a la Virgen de Lourdes o Carmen, con una bolsita en la mano donde se guardaba el rosario, libreta y estampas grabadas para regalar a la hora de la once.

Yo tenía 10 años… ¡que feliz me sentía!...

Los niños trajes color azul o café, en el brazo una cinta grabada con dorado, con corbata blanca.

A las tres de la tarde era la confirmación; con el padrino o madrina. En la “once” la torta o pastel era precioso. Y a las 7 de la tarde se hacía la procesión, partíamos desde Don Bosco hasta la Catedral… ¡es un lindo recuerdo!, las personas nos daban dinero, el cual se guardaba en la bolsita y le regalábamos una estampita.

 

Las Navidades y Año Nuevo:

El 24 de Diciembre era el día que más esperábamos, les aseguro que nunca vi movimiento de regalos. Era un misterio y el 24 aparecían los regalos.

Se traía del campo un árbol de roble o pino, se colocaba en una tina de madera con tierra para que duré más. Se armaba el mismo día 24, No como ahora que lo hacen un mes antes. Los adornos eran de madera y esferas de colores, muy frágiles, se resbalaban y se hacían añicos, también se adornaba con velas, para rellenar se colocaban globos, dulces, cerezas, chocolates con forma de viejo pascuero, turrones y motas de algodón.

El pesebre se hacía con una casita de madera, el 6 de enero se desarmaba el árbol y nos comíamos todas las golosinas; aquel árbol despedía un aroma que era tremendamente agradable.

A los niños nos mandaban a la cama el 24, los grandes hacían su trabajo, al despertarnos corríamos al árbol, y allí estaban…nuestros regalos que nos traía el Viejo Pascuero… ¡Linda Inocencia!...

El año nuevo para toda la familia una cena con todos los integrantes; con cohetes y estrellitas, salíamos a la calle, todos se saludaban con grandes abrazos. Se realizaban bailes de gala en la Cruz Roja y otros locales.

 

Fiesta de la Primavera:

En febrero la Fiesta de la Primavera duraba una semana, los carros (alegóricos) y murgas, todo el mundo se disfrazaba y se colocaba en la fila a bailar. Las empresas se lucían con sus carros.

La reina y sus damas con preciosos vestidos y capa de piel, se bailaba hasta las 11 de la noche. Se andaba con los niños en familia.

 

También en febrero se acostumbraba a ir al monte a buscar frutillas, se llevaban canastas, tarros y comida para el día; se volvía en la tarde; lo mismo se hacía con el calafate y llegando a casa se limpiaba; al día siguiente se hacía la mermelada y postres de frutilla con crema. La mermelada duraba un año; ahora ya no se encuentran frutillas está todo poblado.

 

En las casas se acostumbraba a cultivar huertos; había lechuga, rabanito, papas y zanahorias; también infaltable ruibarbo, parras y grosellas. Se juntaba agua de lluvia para el riego en estanques o tinas; se regaba con regadera de latón, no había mangueras como ahora; en los frentes de las casas se cuidaba un jardín multicolor, dónde por lo general se tenían rosas, claveles, peonias y retamos; estos adornaban los cercos de madera; y también los infaltables “chochos” (lupinos).

Se criaban gallinas, pollos, patos; nunca faltaban los huevos; se les alimentaba con maíz y afrechillo; se comía gallina fresca.

Era otro el lavado de ropa; una señora lavaba la ropa por semana, con una tina de madera, con una tabla con ranuras, como un acordeón y cepillando con escobilla. El jabón lo hacían en casa, con grasa y soda caustica, era para lavar la ropa blanca, luego en la noche se colocaba la ropa en lavandina (cloro). Después del enjuagado se les ponía unas pastillas azules para darle un color azulado a la ropa blanca. Luego la ropa de color se colgaba afuera en el patio, en un cordel y ganchos; el planchado era con esas planchas de fierro.

 

La comida:

Se comía mucho, desayuno, almuerzo, once, cena; siempre dos platos fuertes, además, entrada y postre. Se comía en familia, un mantel de género y servilletas, a las cuales se les colocaba una argolla de color, con ello se distinguía a cada persona; a la once se disponía un mantel confeccionado de sacos de harina y bordados de colores, para adornar la mesa. Para la cena había sopa y la carne de capón al horno, la pierna con papas y lechuga.

Otra cosa también, recuerdo que mi mamá (Amanda) tomaba los puntos de las medias de seda, quedando como nuevas.

En las tardes se escuchaba en la radio el Radio-Teatro, y posterior a la cena por lo general se leía algún libro; los grandes leían: Ecran, revista el Pingüino, Selecciones, diario Mucho Gusto.

Los niños por otro lado: el Peneca y Billiken; también juntábamos laminitas, de colección teníamos varios álbumes, de los cuales intercambiábamos las láminas; también guardábamos los envoltorios de caramelos Ambrosoli, ya que daban buenos premios.

En el almacén de barrio se compraba “a la cuenta”, se utilizaba una libreta para llevar registro de los pedidos, se cancelaba todo a fin de mes y allí nos daban “la Yapa” un dulce.

 

El Cine; se acostumbraba asistir a “Cine Cervantes”, “Grand Palace”, “Municipal” y “Politeama”; había en algunos cine continuado, la misma película cerca de cuatro veces, en “Cristo Obrero” y la “7ma. Compañía” también existía cine.

En el Municipal era con seriales, de una en una por semana, teníamos que ir a la “perdía” (lo que tocara ver). Los días domingos en el “Cervantes” a las 11 a.m. para los niños, con proyección de dibujos animados. Los grandes a la vermouth en el Grand Palace, se reservaba la entrada y número de fila por mes. A la salida pasaban al café de allí mismo o al café Varnava (calle Nogueira) o a la pastelería “Libertad”.

 

Los bautizos; a la salida de la iglesia, los niños esperábamos, porque tiraban “chauchas”, si no daban, los niños/as gritábamos en coro ¡Padrino cacho!...

Los helados; pasaba un carrito con un gran tacho con hielo por los bordes; adentro la leche se batía con vainilla o chocolate en una placa como del porte de la mano, se ponía una galleta oblea en el medio del helado y otra capa de galletas se apretaba… era riquísimo.

 

Los juegos; niños el trompo, bolitas, zancos, pelotas de trapo, jugar en la calle; las niñas: muñecas que eran con cara y manos de loza, cuerpo de trapo, coches de mimbre, los zancos con dos tarros de conserva y se amarraban a las rodillas con cáñamo, se jugaba al tejo, la mancha, patineta de madera la cual se gastaba muy pronto las ruedas, habían también de fierro pero eran mucho más caro, también se jugaba mucho saltar la soga.

Hacíamos helado en invierno con nieve y leche condensada,

Se observaba muy seguido el Organillero, con su carrito y dando un papelito de la suerte, este último lo sacaba un lorito, o bien una pastilla pololos que decía “te quiero”; las melodías del organillo eran muy agradables y llamativas.

 

Los Velorios; se realizaban en las casas, se desocupaba una pieza o el living comedor, se ponía en adorno para cubrir paños de tela de color blanco y negro. Los velorios duraban dos días, juntaba a la familia a atender a los amigos en el día con comida, en la noche algún bocado, café, o un licor cortito. Se decía que “Unos frescos asistían al velorio sin conocer al difunto”.

Luego al pasar a la iglesia el sacerdote acompañaba el cortejo con dos monaguillos hasta el cementerio, todo el recorrido se realizaba a pie siguiendo el carro fúnebre.

La carroza era tirada por dos caballos que eran elegantemente adornados en sus cabezas con crespones de color negro y una capa sobre sus lomos. El cochero que iba sobre ella, era una persona muy especial, portaba capa negra, sombrero de copa y corbatín.

Los deudos portaban luto riguroso, hasta los pañuelos con una cinta negra en las orillas, inclusive las cartas se enviaban con un sobre que tenía en diagonal membrete enlutado.

Las misas, en una fila de bancas sentadas las mujeres, y en la otra los varones; las señoras mayores usaban un velo negro, las jóvenes un velo blanco, los señores descubrían la cabeza; se comulgaba en ayunas, existía un respeto, se hablaba y se caminaba despacio, pero sin mirar hacia atrás. El sacerdote oficiaba la misa de espalda a los asistentes en latín, para semana santa el padre usaba sotana negra y los santos eran cubiertos con mantos de color morado.

Los Malones; se festejaba al dueño de casa llegando de imprevisto, todo se hacía sin que se dé cuenta; se corría la voz a los vecinos, estos llegaban de noche. Si el festejado estaba acostado se levantaba, todos cooperaban para armar lo necesario; trayéndose preparado los alimentos, ponche, torta, licores. Se armaba una fiesta, a veces traían música, sino se usaba toca-discos… era muy alegre y entretenido.

Recuerdo la bebida “La Pradera”, era con gas, en botellas chicas de color verde oscuro y estaba también en damajuanas de 5 litros, se encontraban en tres sabores, mi mamá guardaba las botellas para usarlas como mamaderas, les colocaba un “chupete” largo de goma.

El vino también venía en garrafas y damajuanas, estaban por fuera con telar de mimbre, y se encontraban de 5 y 10 litros.

Bueno hasta aquí escribo mi infancia hasta mis 12 años (1950) de edad… para mí fue una buena época, siempre se dice que “cada tiempo pasado fue mejor”…..

 

Autora:                  Cecilia Victoria PERRIERE PINTO

Edad:                     84 años (Nac. 10-03-1938 en Punta Arenas)

Comuna:                Punta Arenas